martes, 3 de febrero de 2009

No sé como empezar, de verdad. Llevo varios días dándole vueltas al tema y no sé por donde cogerlo.Sí, me refiero a la decisión del Tribunal Supremo de rechazar el derecho a ejercer la objeción de conciencia frente a la asignatura de Educación para la Ciudadanía y los Derechos Humanos. Según dicho Tribunal, no existe ningún motivo por el que la asignatura en cuestión lesione los derechos de los padres. Si somos estrictos con lo anterior, es cierto que no vulnera ningún derecho, pero ¿que cara se me queda cuando a mis hijos les enseño algo y llegan del cole diciéndome que eso no es así, que no tengo razón, y un largo etcétera? Hay temas que son opinables y otras que no. Estos señores pretenden que nos tragemos todo lo que ellos dicen, lo que inventan, lo que se lleva, en definitiva lo que vende. Porque eso es a lo que se dedican, a la compra del voto fácil. Las familias, los niños y los jóvenes les importa cero.


La Constitución Española, votada en referendum nacional en 1978, garantiza en su artículo 27.3 el derecho de los padres para que sus hijos reciban la formación religiosa y moral que esté de acuerdo con sus propias convicciones. Pero claro, hay quien decide lo que es moral hoy y mañana no. Porque sobre todo Educación para la Ciudadanía peca de relativista. En sus temarios oficiales, la ética, la moral y los Derechos Humanos son realidades suceptibles de cambio, relativas. Son realidades que dependen del momento histórico en que nos encontremos y de lo que la inmensa mayoría de turno quiera y le apetezca. Así, evidentemente, no hace en ningún momento referencia alguna al bien y al mal objetivos, ni a la dignidad de la persona (basicamente porque no saben que es eso), ni por supuesto a la Verdad cierta del mismo.

Pero hay algo que desde que salió todo este tema de la asignatura de marras me tiene preocupada, ¿porque razón esta asignatura se imparte en la E.S.O. y en Bachiller, y sin embargo no así en los módulos de Formación Profesional? Esto tiene una clara lectura de manipulación. Salvo excepciones que todos conocemos, existen más posibilidades de que llegue a un cargo de responsabilidad en la vida laboral un bachiller, el cual se supone estudiará posteriormente una carrera universitaria, que un estudiante de formación profesional. De esta forma, se aseguran más adeptos a su causa para el futuro; más adeptos que controlarán a todos aquellos que se encuentren en puestos inferiores. Es retorcido, lo sé, pero es real.

La asignatura podía haberse planteado como algo realmente cívico, algo enriquecedor para nuestros hijos. Pero no, tenían que incluir en su ideario lo que atañe a lo moral, a lo no opinable para muchas familias. Porque, aunque no les guste y aunque haya mil y una leyes, para muchas personas el aborto, por ejemplo es un asesinato. Porque cuando se habla de anticoncepción y embarazos de adolescentes, no saben hablar mas que de píldoras, dius, diafragmas y otros artilugios, y del aborto. No dan ninguna opción más; claro es que eso no está de moda, no vende, es "carca", facha y huele a Iglesia.

Y lo mismo con la familia, porque ahora parece ser que hay varios tipos de familia. "Es necesario que los niños comprendan cómo está organizada la sociedad en la que viven y dentro de ella existen varios tipos de familia: biparentales, monoparentales y homosexuales. Negarlas es negar la realidad" No voy a hacer ningún comentario al respecto porque no vale la pena.

Los temarios que van a tener que estudiar nuestros hijos, constante y obsesivamente hablan de la identidad de género, de la orientación afectivo-sexual; la ideología de género, la cual niega la sexualidad constitutiva de la persona, pretende dar como opción a nuestros hijos el poder mantener relaciones sexuales con compañeros de su mismo sexo, como algo natural, como una opción más.

Para la asignatura de la Educación a la Ciudadanía, como positivista que es también, el derecho natural no existe. Crea una legalidad positiva, actual (mañana será otra, la que les convenga o la que esté de moda, repito, la que compre votos) y dependiente de la ideología del gobierno de turno. Cualquier cosa puede ser tratada y declarada un derecho humano y elevada a los altares de rango constitucionales (la eutanasia, el matrimonio homosexual, el aborto, y quien sabe si algún día,la esclavitud).

Hartita me tienen, de verdad.


Tuve la suerte hace ya más de un año de conocer personalmente a Don Manuel Ureña, arzobispo de Zaragoza. Le pregunté si la Iglesia no podía hacer algo al respecto. Sabiamente me explicó que eso era competencia de nosotros, los creyentes. Que la Iglesia solo podía aconsejar, pero nunca imponer. A la pregunta de otra madre sobre que podríamos hacer en el caso, como así ha sido, de que saliera adelante la asignatura, él contestó que lo mismo que hicieron los israelitas cuando estaban en Egipto; enseñar a sus hijos en los hogares, en la familia; enseñarles que la Verdad es la que los padres les enseñan.

Uf que difícil pero, me parece a mí, que es lo que vamos a tener que hacer.

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